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jueves, 7 de junio de 2018

LOS APEGOS, ENEMIGOS DE LA FELICIDAD




Hace mucho que no publico algo, he abandonado mi práctica de escribir, he dejado a un lado mi esencia, lo que soy y por lo que he descubierto estar en este mundo: servir a lo demás y mostrarles caminos para crecer y ser mejores seres humanos. La razón quizás fue el hecho de convertirme en una víctima de los apegos. Así que hoy decidí empezar de nuevo y escribir para no caer nuevamente en este círculo vicioso que quizás muchos de ustedes también se encuentran.


Descubrí que muchas veces me encontraba amargada y obsesionada con tener algo que sabía nunca iba a ser mío. Y es que las personas no te pertenecen, son libres de pensar y actuar como bien les parezca, los seres humanos somos completamente impredecibles, mi tiempo no era mío, era de otros, era completamente capaz de subir una montaña para recoger aquello que no era para mí, estaba extasiada por la mirada de alguien a quien no llegué a conocer por completo, me dejé llevar por su sonrisa y sin darme cuenta estaba viviendo sus sueños y anulé los míos.

Puedo decir que fui feliz por breves momentos, que el hecho de estar cerca de esa persona me hacía sentir segura, pero luego, cuando partía me sentía vacía, sin vida propia. Los seres humanos actuamos por una necesidad básica en nuestro cerebro: Serotonina. Actuamos por la emoción que nos causa tener nuestro cerebro llenito de placer, nos mueve una palabra, una caricia, un beso. Nos sentimos atraídos por el hecho de que somos parte de otros. Así funciona el cerebro cuando pone por encima miles de cosas que ni siquiera son útiles para la vida.

Hoy más centrada, más madura y a la vez más humana me he dado el permiso de trascender y liberar mi energía en aquello que realmente me hace feliz: la gracia de existir y de despertarme cada día llena de convicciones y saberes que me hacen poderosa y radiante.

El apego no es otra cosa que aquello que no podemos encontrar dentro de nosotros y lo buscamos en otras personas y en otras cosas materiales que en el algún momento pierden su valor. Por eso el mejor ejercicio es amarse, amarse tanto que nada ni nadie pueda derribar tus sueños y tu felicidad. Y entonces te preguntarás, querido lector, ¿cómo se logra eso? No es tan sencillo pero nunca imposible, se requiere el valor de un guerrero, la magia de las palabras sabias, el poder de la mente que nos mantiene despiertos y alertas,  la música suave que acaricia el alma, el espejo que no miente, la mirada sincera de quienes realmente te aman, la voz que te habla desde tu interior y que dice lo bello y magnífico que eres, el asombro de despertar y saber que estamos vivos… ¡Vivos! Por Dios … estamos vivos, tenemos mil oportunidades para ser felices, abrazar la soledad y amar esos instantes con nosotros mismos, al fin y al cabo serás la única persona que te acompañará hasta el final de los días.

Mira tus manos y respira… Estás completo, tienes todo para avanzar, tu corazón late y está listo para amar sin apegos, tienes el don de discernir entre lo que te gusta y lo que no, puedes escoger lo quieres vivir, puedes leer cosas que no te intoxiquen la mente, puedes elevarte por encima de los que creen que no vas a poder, estoy completamente segura que si yo pude, tú también.

Aunque no existe la independencia total, esto sería algo extraño, somos seres sociales por naturaleza, nos necesitamos unos de otros, la “interdependencia” es la relación perfecta, es en la que cuidas, das y también recibes y al mismo tiempo, tu pareja, hijos, amigos y familia cuidan, reciben y dan. Esto sería lo ideal. Sin embargo caemos en el vacío de dar y no recibir, de amar y no ser amado, de cuidar y no ser cuidados, y así entramos lentamente en la dependencia, en los apegos y en esos vagos pensamientos de: “No lo merezco” “no soy digno de” “doy sin esperar”… Y esto no son relaciones sanas entre adultos. Se requiere de autonomía e intimidad para poder nivelar esas necesidades tan humanas y necesarias para encontrar tranquilidad, confianza y serenidad.


En los seres humanos encontramos varios tipos de dependencia:

1.  La necesidad de cuidar a otros: él no puede vivir sin mí, si lo dejo cómo va a subsistir, pobrecito, no sabe vivir solo, etc.
2.  La necesidad de tener poder sobre otros: Si no es feliz conmigo pues tampoco con otro/a, él o ella tiene que hacer lo que yo diga, nadie puede pasar por encima de mis deseos, es cuando yo diga, en donde yo diga y como yo diga. ¡El ego por encima de todo!
3.  La necesidad de ser protegidos: No soy nada si no estás, mi mundo se oscurece cuando no te veo, no puedo vivir sin ti, la vida sin ti no tiene color, para qué vivir si no estás a mi lado. Víctimas de nuestros propios pensamientos, víctimas porque le entregamos nuestra felicidad a otro.


Te regalo con amor estas prácticas que han hecho de mi vida mucho más feliz:

Medita: No tienes que convertirte en un monje tibetano para lograr estados de conexión profunda con tu interior, basta con sentarte en el espacio más cómodo de tu casa, cerrar los ojos y mantener la respiración profunda, esa que hemos olvidado por andar en el corre corre de los días. Ahora, piensa en el lugar más paradisiaco para ti, ese en el que quieres estar en épocas de descanso, sien te el sonido del viento, la brisa en tu cara, los colores del paisaje, la naturaleza perfecta que acaricia tu corazón, el sonido del agua, tus pies tocando la hierba, la paz que se siente en este lugar es perfecta y ahí te quieres quedar por mucho tiempo. Ahora procura silenciar los pensamientos que te agobian, retira de tu mente las cosas a las que temes, respira, tienes el poder de bajarle el volumen  a aquello que no te deja evolucionar, respira…

Haz ejercicio: La práctica de moverse, de activar los músculos, de ejercitar cada articulación y parte de tu cuerpo. Salta, muévete, baila… Puedes correr, hacer aeróbicos, saltar encima de cama, bailar frente al espejo, bailar mientras te vistes y te desvistes,  puedes correr con tu mascota, correr solo o sola, sentir que el oxígeno llega a tu cerebro y que todo es posible. No necesitas de nadie para definir tu mundo. Repite conmigo: La felicidad la hago yo.

Lee, lee mucho:

Lee cosas que te construyan, deja la basura memística a un lado, lee literatura  clásica, lee a Osho, Jodorowsky, Eckhart Tolle, Ken Wilber, Peter Russell, Gary Zukav, Stanislav Grof, Dalai Lama, Richard Barrett. Lee a los viejos y nuevos filósofos… Nunca te canses de aprender, desaprender y volver a aprender. Mejor apégate a un buen libro que a una persona.
Lee sobre el poder de la mente, sobre espiritualidad, lee historias que te hagan sentir feliz y libre, lee historia, lee a otras culturas, el mundo está más allá de tus narices, abandona por un tiempo las redes sociales y dedícate a investigar las cosas que te apasionan, lee sobre el arte, la música, lee poesía, lee cosas que realmente te ayuden a salir de los tontos apegos existenciales.

Escucha música que te relaje: que te haga entrar en una dimensión diferente, pero por favor, no escuches cosas melancólicas o demasiado románticas, eso déjalo para cuando la tristeza del dejar ir haya pasado. He aquí mis recomendados: David Garret, Yann Tiersen, Jacqueline du pré, Ludovico Einaudi, Raúl di Blasio, Kenny Garret, Chick Corea, Lindsey Stirling, etc...

Aliméntate: No dejes de hacerlo, no creas que con dejar de comer el apego va  a desaparecer, o por el contrario, no creas que comiendo mucho las cosas van a  cambiar. Ten cuidado como manejas tus ansiedades, no reemplaces personas por comida, los desórdenes alimenticios están a la vuelta de la esquina y son síntomas de tristeza y depresión profunda.

Ahora, luego de haber hecho todo esto… ¿Cuéntame cómo te sientes? ¿Crees en serio que necesitas de algo más para definirte como ser humano? ¿Crees que necesitas de otros para ser feliz? Suelta, respira y sal a caminar, el mundo está a tus pies.
¿Y quieres saber el final de la historia? Logré olvidar, perdonar, sanar y dejar ir. Logré entender que no existe amor más grande que el que siento por mí, y aprendí que apegarse a las cosas es completamente improductivo, porque te anula, te hace vivir los sueños de otros, es como estar muerto en vida.

Piénsalo

 María Fernanda Figueroa




2 comentarios:

  1. Hola Mafecilla, me encantó muchísimo lo que escribiste, me alegra que estas encontrándote contigo misma, tu esencia!! Estas encontrando tu verdadero propósito ese que por nadie ni nada debes perder, es tu norte, tu luz, tu destino. Un abrazo enorme

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