El cerebro se acerca al placer y se aleja del dolor, sin embargo, los seres humanos desde que nacemos nos acostumbramos al dolor, forma parte de nuestra vida, es una alarma en nuestro cuerpo que nos indica que algo no está funcionando correctamente, que necesitamos prestarle la atención necesaria para saber qué enfermedad puede estar invadiendo nuestro organismo.
Pero no todos tenemos el mismo umbral del dolor, o tolerancia al mismo, en algunos más fuerte que en otros; por ejemplo algunas personas frente una un golpe pueden sentir un gran dolor mientras que otros no sentirán mucho, incluso existe una raro trastorno, el síndrome de Riley-Day que altera los nervios del organismo, estas personas tienen total incapacidad para reaccionar frente al dolor, esta insensibilidad es muy peligrosa ya que puede conducir a tener lesiones involuntarias como golpes, heridas, fracturas que si no se tratan a tiempo ser pueden causar la muerte en el individuo.